Rodeados de montañas,
en el suelo rocoso de las sierras de Oaxaca, nuestros agaves son sembrados sin pesticidas ni abonos sintéticos.
El ritual comienza desde la tierra,
donde las manos mágicas de nuestros productores certificados cortan los agaves que se encuentran en la madurez idónea para que todo comience.
Cortan el quiote, al surgir, para que el azúcar de la planta se conserve en la piña.
Todas nuestras piñas proceden de magueyes capones, y esperamos pacientemente los frutos de un largo proceso de maduración, que depende del tipo de agave, para continuar el ritual.
Para nuestro agave espadín, esto toma entre 7 y 8 años; para el Tobalá, 10 y 11 años; mientras que para el Ensamble Espadín/Tepestate, la espera tarda hasta 15 años.
Para su cocción, utilizamos horno cónico de piedra de volcán con leña de encino donde, una vez cortadas las piñas, se cubren y se sellan con tierra para ser posteriormente cocidas.
El proceso de cocido, dependiendo de los agaves, oscila entre los 4 y los 8 días.
A partir del segundo día, el maestro mezcalero revisa cuidadosamente la cocción de los agaves.
El cuidado y la sabiduría del maestro es vital,
pues cualquier error en el proceso costará toda
una generación de mezcal.
Las piñas, una vez cocidas, se parten en pedazos pequeños y se pasan a una gran rueda de piedra, conocida como tahona, donde son trituradas hasta crear una fibra que posteriormente, es movida hacia unas tinas donde se deja reposar para realizar la fermentación. En Capotlán NO MALTRATAMOS ANIMALES, por eso nuestra tahona se mueve a través de un proceso mecánico con ayuda de celdas solares.
Después de la fermentación, la fibra se saca de las tinas y se coloca en los alambiques de cobre, donde se realiza una doble destilación
para obtener el más fino destilado.
Cada una de las etapas que dan vida a Capotlán están certificadas por el Consejo Regulador del
Mezcal; campos, palenque, embotellado, almacén y comercialización.
En Capotlán, la calidad no es negociable.
En Capotlán estamos comprometidos con la calidad y la excelencias en cada uno de nuestros procesos, desde el agave hasta el embotellado;
por ello, cada gota tiene la garantía de haber pasado por un proceso exhaustivo de reglamentación, certificación y control de calidad por parte de las autoridades mexicanas.
